No era solo una tienda, tampoco era un bar o una casa de comidas: era el ultramarinos. Un oasis en medio del devenir del pueblo, un punto estratégico en la mañana de compras o en la tarde de descanso.
¿Y por qué debía perderse el ultramarinos del señor Manué? ¿Por qué perder el probar antes de comprar? ¿Por qué ya no podía jugar a los chinos cuando me hiciese mayor?
Decidí construir una máquina del tiempo.
Y así construí ‘El Almacén de Indiano’, como mi máquina del tiempo. Allí dónde el devenir de la ciudad coge otro ritmo, dónde comprar como antaño, dónde la cesta de pleita aún porte los alimentos. Dónde gastronomía, tradición y el viajar se fundan en uno y los recuerdos afloren.
En El Almacén del Indiano conocemos el jamón y no nos conformamos con cualquiera. Queremos tradición, calidad, cariño y dedicación. Queremos lo mejor para vosotros.
pedidos@almacendelindiano.com