Y así construí ‘El Almacén de Indiano’, como mi máquina del tiempo. Allí dónde el devenir de la ciudad coge otro ritmo, dónde comprar como antaño, dónde la cesta de pleita aún porte los alimentos. Dónde gastronomía, tradición y el viajar se fundan en uno y los recuerdos afloren.